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viernes, 22 de abril de 2011

Oriol Pujol Borotau nos ha dejado.


Oriol
Con pesar recibo la noticia de que nuestro amigo y maestro de la vida, Oriol Pujol Borotau nos ha dejado hace unos días víctima de un derrame cerebral. Descanse en Paz. Et trobarem a faltar, "Tatoy"


Quien mejor que mi amigo Manuel Ferez para reflejar a Oriol.

Oriol Pujol Borotau
Un maestro de la vida

Se nos ha ido uno de los grandes especialistas en las ciencias de la Conducta Humana, formado entre Europa (con los jesuitas), los Estados Unidos (el Instituto Gestalt de San Diego en California) y la India (donde se ha formó en Programación Neuro-lingüística en Bangalore y Meditación Vipassana). Ha sido uno de los pioneros en la puesta en práctica de un método pedagógico que combinaba los saberes occidentales con la práctica oriental, y que podía impartir cursos tanto en centros universitarios como en cualquier clase de organización; así, ha contribuido a la formación de toda clase de personas (directivos, privados o públicos, maestros de escuela, enfermeras, o a cualquier persona que tuviese voluntad de mejorar su autoconocimiento y su relaciones interpersonales).

Nacido en una familia numerosa catalana de empresarios del textil, con poco más de veinte años se embarca como misionero jesuita hacia la India, donde compartirá vivencias con dos compañeros que le marcaran especialmente: Jaime Filella, al que él consideraba su mentor y que acabará siendo director General de ESADE, y al desparecido Vicente Ferrer, con el que compartió la pasión por la ayuda a los demás y su condición de hombre acción para lucharpor cambiar las cosas dando ejemplo de lo que realmente es practicar la solidaridad. Pujol es un ejemplo de la capacidad de integrar lo mejor de los mundos, dando lugar a un mestizaje que el mismo explica así en el comienzo de uno de sus libros: “Acostumbro a decir que he aprendido a razonar en Occidente y que he aprendido a vivir en Oriente, con los seguidores de la doctrina Budista, que en la India están considerados como maestros del arte de vivir”.

Este mestizaje personal y profesional lo llevó hasta las últimas consecuencias, lo que convirtió en un profesor excepcional y en un maestro de la vida. Tuve la suerte de conocerle hace casi veinte años, cuando comenzó a colaborar como profesor en el curso que desde ESADE habíamos puesto en marcha para la formación de directivos públicos (su método se basaba en primero experimentar, luego reflexionar y por último aprender) y desde la primera promoción ha dejado una huella imborrable en la mayoría de los participantes, hasta este mismo año, en el que ya las fuerzas comenzaban a fallarle, momento en el que nos volvió a dar una lección vital de cómo aceptar las propias limitaciones y convivir con ellas aprovechando todo lo que nos ofrece la vida. Y es ahí donde emergía su maestría de la vida basada en la coherencia personal y en el permanente proceso de superación, pues su objetivo era seguir aprendiendo a vivir la vida plenamente y compartir dicho aprendizaje con los demás hasta llegar al último momento, en lo que llamaba el proceso de desapego (de la familia, salud, economía, profesión, etc.).

Cuando llegaba la primavera, dejaba su casa de Goa y a venía a Barcelona con su esposa Mary D´Souza, su gran amor y cómplice dentro y fuera del el aula, y recuperaba el contacto personal con su muy querida familia. Y entonces comenzaban una vorágine de cursos, conferencias y actos a todos los niveles (académicos, de solidaridad, de difusión en los medios de comunicación) , de lo que nos hemos beneficiado muchos durante todo este tiempo.

Como la mayoría de las grandes personas era humilde, sencillo, cercano y muy honesto, pues no dudaba en reconocer que siempre estaba en lucha con sus contradicciones y por eso nos decía que lo más difícil es aceptarse a una mismo, y esa era su principal batalla para ser capaz de aceptar de verdad a los demás. Para mi era un ejemplo de la bonhomía machadiana que reflejan estos versos del poeta


No os extrañéis, dulces amigos,
que esté mi frente arrugada.
Yo vivo en paz con los hombres
y en guerra con mis entrañas”



Manuel Férez
Profesor de ESADE